Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
martes, 13 de mayo de 2014
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz sea con vosotros!
Amados hijos, una vez más, por orden de mi Divino Hijo, vengo del cielo para bendeciros y pediros que intensifiquéis vuestras oraciones y sacrificios por el bien del mundo y la salvación de las almas.
Hijos míos, corren malos tiempos. Muchos de mis hijos están cegados por el demonio. Los jóvenes se destruyen con las impurezas y las drogas; las familias ya no están unidas y los sacerdotes se han enfriado en su fe y en su amor a Dios.
Estos son los tiempos predichos por mí en el pasado. Si queréis permanecer rectos y fieles al Señor, debéis sacrificaros más, rezar mucho y renunciar al mundo. Muchos no rezan como les he pedido, sino que tienen tiempo para hacer muchas otras cosas que no les conducen al cielo.
Abandona el pecado. Sed de Dios, consagraos diariamente a mi Corazón Inmaculado. Aquí en mi Corazón os caliento con el amor de Dios. Aquí en mi Corazón deseo concederos las gracias y bendiciones del cielo.
Sed mis hijos amados, que consoláis al Corazón de Jesús. Apóstoles de los últimos tiempos, ¡despertad! No os durmáis, sino levantaos con valor y luchad por el Reino de Dios. Llevad la luz donde hay tinieblas. Llevad la paz donde hay odio. No os apartéis de mí, pues os conduciré al puerto seguro de la salvación. Mi Divino Hijo está afligido con el mundo y desea hacer avanzar su justicia. Vengo del cielo para intervenir en favor de la humanidad, como por el pueblo brasileño.
Llevad mis palabras a vuestros corazones y ponedlas en práctica, de lo contrario veréis cómo grandes sufrimientos y dolores golpean al mundo, como nunca antes en la historia de la humanidad. Las calles de muchas ciudades se llenarán de sangre y de cenizas, destruidas por el fuego. Fijaos, fijaos, fijaos en los terribles pecados, pues están atrayendo un terrible castigo que vendrá y lo destruirá todo.
Los hombres no quieren obedecer a Dios, pero Él es el Señor y su poder divino actuará. Quien esté dentro de mi Corazón Inmaculado, estará también dentro del Corazón de Jesús, que está lleno de misericordia y de amor.
Recibid mi bendición maternal y llevadla a todos vuestros hermanos y hermanas. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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