sábado, 8 de septiembre de 2012

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz, mis queridos hijos!

Hijos míos, ¿aman a su Madre Celestial? ¿Desean verdaderamente vivir mis llamados? ¿Desean con todo su corazón ayudar a su Madre Celestial en esta obra de amor que he comenzado en Amazonas, aquí (en Manaus) y en Itapiranga?

Ahora, ¿por qué no se aman y viven la conversión? ¿Por qué usan su lengua y sus palabras para hablar mal de sus hermanos y hermanas, y no luchan realmente contra el verdadero mal y pecado cuando podrían hacerlo y no lo hacen?

Hijos míos, ¿por qué aún actúan así? ¿No quieren ir al cielo? Luchen por el cielo abandonando el pecado y las tentaciones del mundo. Oren por el mundo y por la paz. No dejen que el diablo los engañe y destruya. El diablo está arrebatando a aquellos que son orgullosos y altaneros, para destruirlos para siempre, porque no quieren convertirse o arrepentirse de sus pecados.

Aléjense de todo pecado. ¡Sean simples y humildes!

Pronto, el mundo será sacudido, y ustedes no están orando ni convirtiéndose como les he pedido. ¡Despierten! De lo contrario, muchos sufrirán por haber recibido mucho y trabajado poco por su conversión y la conversión de sus hermanos. Dios les cobrará por todo el tiempo que desperdiciaron inútilmente y por todas las oportunidades que les dio, porque podrían haber cambiado sus vidas y no lo hicieron; por los tiempos que podrían haber dado un buen ejemplo y no lo dieron; por los días que podrían haber ayudado a sus hermanos a corregir sus errores y a convertirse y no ayudaron, porque no hicieron nada, sino que me permitieron a mí y a mi Hijo Jesús ser ultrajados y ofendidos y no nos defendieron y no repararon los terribles pecados que los pecadores nos infligieron. Conviértanse, hijos míos, ¡conviértanse ahora! Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén!

Nuestra Señora vino acompañada por los Santos Arcángeles Miguel y Gabriel. Estaba con su triste fisonomía, casi llorando. Nuestra Señora nos pide hoy reparación y mucha oración por la conversión del mundo y por nuestra conversión. ¡El tiempo está pasando! La Santísima Virgen sufre, por aquellos que son orgullosos y no quieren arrepentirse de sus pecados, porque muchas cosas caerán sobre ellos cuando los secretos que me reveló vendrán sobre el mundo y están a punto de suceder.