lunes, 28 de mayo de 2012

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Zorzino, Italia

¡Paz, mis queridos hijos!

Yo, vuestra Madre Celestial, vengo esta tarde a pediros que oréis mucho por el mundo, pidiendo la misericordia de Dios.

Hijos míos, cuando os pido que oréis, quiero que entendáis que con la oración podéis obtener grandes gracias del cielo.

Dios quiere ayudaros, y quiere que la humanidad regrese al camino correcto, siempre y cuando se deje encontrar.

Hijos, no pequéis, no pequéis, no pequéis, porque el pecado destruye vuestras almas. El pecado mata: mata vuestra fe y mata todo lo bueno que Dios os ha dado.

No neguéis el amor de Dios, sino acercaos a su misericordioso Corazón, para que seáis liberados de todo mal.

Difundid mis mensajes. No tengáis miedo ni vergüenza de hablar de mi amor como Madre y del amor de Dios por vuestros hermanos y hermanas.

Aquellos que no tienen el coraje de proclamar las maravillas y obras de Dios aún no se han convertido. Cambiad vuestras vidas, pues la gracia de Dios se derrama en profundidad sobre la tierra, como nunca antes en la historia de la humanidad.

La gran montaña dormida temblará y se verá un gran fuego, y muchos de mis hijos sufrirán. Se verá gran humo y el cielo se oscurecerá y muchos llorarán. Orad, no perdáis el tiempo, sino interceded desde ahora y muchas cosas tristes se podrán evitar.

Os coloco en mi Corazón de Madre y os bendigo: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

¿Por qué sucederá esto?

Por los terribles pecados que cometen mis hijos: los asesinatos, los adulterios y la impureza atraen el fuego de la justicia de Dios, pero la oración, el sacrificio y la penitencia atraen su paz, su bendición y su misericordia. Vivid mis llamados. No os olvidéis de escuchar este llamamiento mío.

Mientras decía estas palabras, la Madre de Dios comenzó lentamente a ascender al cielo, con su rostro triste y algo serio.