lunes, 14 de mayo de 2012

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

La Santísima Virgen apareció llevando al Niño Jesús en sus brazos. Junto a Ellos se encontraban miles de Santos y Ángeles del Cielo. Esta aparición fue muy hermosa. Al verlos, mi corazón se detuvo por un momento. Nuestra Señora y el Niño Jesús nos muestran a aquellos que lucharon en este mundo y recibieron la corona de gloria, como para animarnos a continuar en nuestro santo camino de conversión. No podemos rendirnos en la lucha por el reino de los cielos, de hecho, debemos luchar la buena batalla con fe y con coraje, porque hoy, en nuestros tiempos, el cielo se siente más cercano a nosotros que nunca en la historia humana.

Paz, mis amados hijos!

Hoy vengo del cielo y traigo a mi Hijo Jesús en mis brazos, para que Él los bendiga y les dé paz.

Amen, adoren y acojan a mi Divino Hijo en sus corazones.

Mis hijos, permitan que mi Hijo permanezca siempre en sus corazones. Crean que cuando van a la Iglesia y reciben a Jesús en la Eucaristía, Él está verdaderamente con ustedes con su cuerpo, sangre, alma y divinidad.

Mi Hijo cumple su promesa: Estará con ustedes hasta el fin de los tiempos, dándoles fuerza, coraje y paz para enfrentar los problemas y pruebas del mundo.

Aquellos que tienen a Dios en sus corazones nunca desesperan ni pierden su paz, porque son conscientes y respetan la presencia de Dios en sus vidas.

Mis hijos, necesitan orar más, para que su fe sea firme y sólida. Me he aparecido en muchos lugares para invitarlos a la conversión, pero muchos de mis hijos aún no me escuchan. Al menos escúchenme, y asegúrense de que mis palabras maternales lleguen a los corazones de muchos de mis hijos.

¡Italia! Todavía los llamo a la conversión. Si no los llamara todavía, ya estarían bañados en sangre, dolor y divididos por la mitad, porque no obedecen al Señor como deberían, sino que lo ofenden con terribles pecados.

¡Italia! ¡Italia! Regresen a Dios, porque la cruz será pesada para ustedes si no se arrepienten de sus pecados.

Mis hijos, ¡despierten! Traten de entender que Yo, su Madre, ya les he dado muchos mensajes y muchas gracias. Ahora, sepan valorar todo lo que Dios ha hecho por ustedes, viviendo mis llamados y cambiando sus vidas.

Gracias por su presencia aquí esta noche. Regresen a sus hogares con la paz de Dios. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

El mensaje de la Virgen hoy fue un fuerte llamado a la conversión, especialmente al pueblo italiano, que ya ha recibido muchas de sus gracias y bendiciones maternales. No podemos permanecer indiferentes a los llamados del cielo que se están volviendo cada vez más constantes para nuestro propio bien. De hecho, nunca como ahora, la Virgen Madre se ha aparecido en el mundo para llamar a sus hijos al Señor. Sus apariciones tienen lugar en muchos lugares del mundo con un solo propósito, nuestro cambio de vida y salvación de nuestras almas.

Muchos se están dejando cegar por el diablo por el bien del dinero, el placer y el poder. Nuestra Señora lucha incansablemente por nuestra salvación, pero obtener esta gracia del Señor nos costará grandes renuncias y sacrificios. No sacrificios pequeños, sino grandes, porque el pecado se ha extendido horriblemente en el mundo y el Señor nos pide reparación y penitencia para salvarlo del camino a la perdición.

El destino de la humanidad está en juego: Muchas almas están en peligro de condenación eterna. La Virgen ya nos ha dado las pautas y nos ha dicho qué debemos hacer: la oración, los sacramentos recibidos regularmente, el ayuno, la adoración eucarística son los medios más preciados para obtener misericordia para el mundo del Corazón de Cristo, especialmente la observación y la práctica de los Diez Mandamientos, tan rechazados y no respetados hoy.

Ayudemos, pues, porque el Señor bendice al que pone su mano al arado y comienza a trabajar por la salvación de los que están lejos de su Divino Corazón.