Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
lunes, 19 de marzo de 2012
Fiesta de San José, Esposo de la Santísima Virgen María.
San José habla a través de Su hija Ana después de la Santa Misa Tridentina Sacrificial según el Papa Pío V en la Casa de la Gloria en la capilla de la casa en Mellatz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. En una visión se me permitió ver al Niño Jesús entre San José y la querida Madre de Dios sosteniendo un lirio blanco en ambas manos y levantándolo para conectarse con ellos a través del lirio de pureza. Durante la Santa Misa de Sacrificio, San José fue iluminado brillantemente con el lirio y el Niño Jesús, así como el altar de María. El altar de sacrificio brilló con un resplandor brillante durante toda la Santa Misa de Sacrificio.
San José hablará hoy: Yo, el Esposo de la Santísima Virgen María, el Portador de Dios, se me permitirá hablarles hoy, porque el Padre Celestial así lo quiere. Hablo a través de Mi instrumento voluntario, obediente y humilde Ana, que está enteramente en la voluntad del Padre Celestial y repite las palabras que digo.
Mi amado rebaño, Mis amados creyentes, amados seguidores de Jesucristo el Hijo de Dios, yo, San José, me gustaría dirigirme a ustedes hoy con algunas palabras importantes y darles orientación para el tiempo venidero.
Yo, San José, vigilo esta casa de gloria, la casa del Padre, con la queridísima Madre Celestial, la Virgen María y el Santo Arcángel Miguel. También sobre ustedes, Mi amado rebaño, vigilo sobre ustedes y sobre todos los que obedecen al Hijo de Dios y pertenecen a Su seguimiento. Quiero ser un indicador para todos ustedes, porque se me permitió proteger al Niño Jesús durante Su vida en la tierra, así como a Su Madre Celestial, Mi esposa y la esposa del Espíritu Santo, porque en Ella Jesús fue concebido y también nacido por el Espíritu Santo.
Ambos de nosotros, la querida Santísima Madre y también yo, ya hemos hecho la promesa de pureza antes. Fui elegido y elegido para ser su Protector por el Padre Celestial en la Trinidad. Me convertí en su esposo en pureza. Por lo tanto, Mis amados, se les ha dicho hoy por la mensajera Ana que a la derecha y también a la izquierda se levantó el lirio del Niño Jesús como señal de nuestra pureza. Por eso el Niño Jesús pudo nacer en la Santísima Madre porque Ella era completamente pura. Ella fue la Inmaculada Receptor.
Me gustaría protegerlos también en cada situación. ¡Llámame! Estoy vigilándolos y también podré invocar al Santo Arcángel Miguel y a todos los ángeles para protegerlos, porque los necesitan mucho en el tiempo presente. Nada puede acercarse a ustedes que no sea santidad. Viven en una casa santa, la casa de la gloria, sobre la que puedo vigilar.
Crean en todos los mensajes, Mis amados seguidores y Mis amados creyentes, porque yo, San José, tengo una gran tarea que cumplir también aquí en la tierra. Desde el cielo les grito una y otra vez: Crean en estos mensajes del Padre Celestial y sígalos en su totalidad.
Me gustaría pedirles a todos: ¡Vivan la total entrega! ¡Sacrifíquense completamente al Padre Celestial en la Trinidad! Entréguense en Sus manos y estarán seguros y protegidos. Continúen por este camino más difícil con firmeza y no se detengan, pero crean en todo lo que el cielo les anuncia y profetiza y que les revela.
Yo, el Santo José, extenderé mi mano hacia ustedes una y otra vez y los guiaré a Mi Madre Celestial, a Mi Esposa en la tierra y la Esposa del Espíritu Santo. Ella los guiará con seguridad al Padre Celestial. A Su lado caminan bien protegidos y creen en las palabras del Padre Celestial como también la Madre de Dios creyó y se puso a disposición del Padre Celestial. Ustedes también deben ponerse a Su disposición como pequeñas herramientas.
Permanezcan en la humildad y vivan la humildad. ¡Crean en todo lo que el Padre Celestial continúa revelándoles! También quiero decirles que los amo mucho y también los tomo de la mano y puedo ser su protector en la tierra. Y así, ahora San José los bendice con Su novia celestial, con todos los ángeles y santos, en la Trinidad de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
Alabado y bendito sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar sin fin. Amén.
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