miércoles, 16 de abril de 2008

Jesucristo habla de nuevo después de la vigilia por la vida no nacida en Göttingen a través de Anne.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Los ángeles nos acompañaron y se reunieron las pequeñas almas que llevaban coronas blancas con perlas doradas en sus cabezas. Fue una multitud inmensa la que se reunió sobre esta casa de la clínica del aborto y fueron salvadas.

Te agradecemos, Señor Jesucristo, que nos hayas acompañado con tu madre y hayas derramado esta rica bendición de gracia sobre estas pequeñas almas. Te agradezco por tu queridísima madre, a quien se le permitió acompañarnos.

Y ahora Jesucristo dice: Yo, Jesucristo, hablo ahora una vez más a través de mi instrumento dispuesto, obediente y humilde, Anne. Ella yace en mi verdad y ninguna palabra sale de ella. Mis amados elegidos, una vez más les hablo y quiero agradecerles por haber pasado esta saludable vigilia. Los rosarios que rezaron por estas pequeñas almas han sido victoriosos. Pude recibirlos en el cielo y mi Madre se les permitió acompañarlos.

Mis amados hijos, cuánto los amo por querer cumplir la voluntad de mi Padre Celestial una y otra vez. Depende de su voluntad. Si se esfuerzan y quieren hacer mi voluntad, entonces les estoy agradecido. No tendrán éxito en todo. Entonces, cuando sientan que han cometido un pecado grave y han caído, vuelvan a mi Santísimo Sacramento de la Penitencia. Allí los recibiré con los brazos abiertos y los perdonaré inmediatamente.

Qué dulcemente miró mi Madre para que caminaran por este bendecido camino. Se le permitió ir con ustedes y yo también los acompañé. Han tomado todo el problema esta vez también. He formado un gran círculo de luz a su alrededor. De lo contrario, el maligno habría estado a su alrededor y podría incluso haberlos perseguido. No tengan miedo de pasar por esta vigilia una y otra vez cada mes.

En todo el mundo esta vigilia está muy extendida y muchos grupos están siguiendo este camino victoriosamente. Hoy me gustaría agradecer a todos los grupos por todo el esfuerzo que han realizado. Son testigos en esta ciudad y en todas las ciudades por las que van rezando con los rosarios.

Sí, quieren perseguirlos, pero no es posible. Una y otra vez mi Madre Celestial y también el Santo Arcángel Miguel mantendrán alejado todo lo que los oprime y los oprimiría. Yo, Jesucristo, lo deseo así.

Mi iglesia actual seguirá persiguiéndolos, pero quiero fundar mi Iglesia de nuevo. Quiero volver a gritar que este ecumenismo es tan dañino para todos los sacerdotes que van por este camino.

Ustedes, mis hijos y mis sacerdotes, son elegidos para continuar por este arduo camino. Están en la purificación de mi Única, Santa, Católica y Apostólica Iglesia. Podrán continuar por este camino pedregoso si tienen la voluntad de cumplir mis deseos en su totalidad. Serán acompañados y protegidos por todos los ángeles. Su Madre Celestial los cuida para mantener todo el mal lejos de ustedes. Siempre pidan a todos los ángeles, incluidos sus ángeles guardianes, que los acompañen y los protejan en este camino, porque se volverá más y más difícil a medida que continúen en este camino.

Mi iglesia se hundirá aún más profundo. Pero de ella surgirá una iglesia gloriosa, que fundaré con mis sacerdotes, que proclamarán mis verdades hasta el final. No será fácil, mis amados hijos de sacerdotes, pero crean que yo, Jesucristo, los mantendré alejados de todo lo que podría dañarlos, porque los amo sin límites. Mis fieles, mis amados elegidos, también los protegeré y guardaré en este último camino, sí, la encrucijada entre la Iglesia modernista y mi Única, Santa, Católica y Apostólica Iglesia.

Daré estas importantes palabras al mundo, porque uso la tecnología, Internet. Estén vigilantes, mis amados elegidos, porque el maligno es astuto en esta última manera. Presten atención a sus trucos y aléjense del mal. Los amo sin límites y los bendigo ahora en el poder divino triple, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Alabanza y gloria sean sin fin, Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. María querida con el niño, danos a todos tu bendición. Amén.